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Yo soy el Dios de tus antepasados; yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Al oír esto, Moisés no se atrevió a mirar a Dios y se tapó la cara. 7-9 Pero Dios siguió diciéndole:

—Yo sé muy bien que mi pueblo Israel sufre mucho porque los egipcios lo han esclavizado. También he escuchado sus gritos pidiéndome ayuda, y he visto que sus capataces los maltratan mucho. Por eso he venido a librarlos del poder egipcio. Los voy a llevar a una región muy grande y rica; ¡tan rica que siempre hay abundancia de alimentos! Es Canaán, país donde viven pueblos que no me conocen.

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